martes, 14 de enero de 2014

LOS NÓMADAS DEL DESIERTO

                     

Los nómadas vivían en mucha más armonía con su entorno que ahora que están más desarrollados, todo el mundo vivía con lo justo y siempre buscando su auto suficiencia. Ahora la mayoría quiere forrase sin importarle los demás, en mi casa me acuerdo que convivimos con animales de todo tipo, había habib. Era un erizo domesticado y no paraba de dar vueltas buscando alimento, era uno más, cuando murió hubo una tristeza enorme en los corazones de toda la familia, la vecindad se le notaba también. En el desierto hubo muchas familias que les acompañaba en su mascota algún erizo, a los erizos les encanta las hojas del té ya hervidas y blandas, a cambio protegían la jhaima(tienda de campaña de pelo de camello), son magníficos cazadores, capaces de enfrentarse incluso a las serpientes.los gatos no pueden con ellas, cuando las ven se ponen a maullar como locos y hasta que no aparecían los dueños no paran. Algunos abandonaban el gato en su lucha, y solo se repita: Serpiente es. Algunos gatos llegaban a pelearse con ellas y si conseguían arañarla, se marchan porque saben que ya está muerta, las hormigas amarillas del desierto son limpiadoras en cuando hay algún animal herido que se despida de la vida, porque donde este está localizado ¿cómo? nadie lo sabía, pero en la naturaleza  todo es posible. Los erizos, en cambio, les hacen frente su técnica de lucha es muy simple: muerden a la serpiente donde sea y se encierran, el pobre animal destroza a si mismo con las púas. Al erizo solo le queda esperar la recompensa. En cuando hay bebes en la familia el erizo no está bien venido, es fácil que por las noches y en cuando todo el mundo duerme que muerda al niño la oreja para comerse la, sin querer pero lo hace, su instinto le índice y puede que mate a un niño si la madre se despista y lo deja en el suela destapado, puede comer le sus partes genitales por lo que sea, al ser más blandas, el olor o su instinto de matar.


Las tribus por desgracia no siempre estaban en paz, en cuando surja el conflicto llega el estado de guerra. La vida es mucho más dura, no solo la lucha por la supervivencia, el calor infernal del verano y el frío espantoso del invierno, la escasez de agua y alimento. Lo peor eran las guerras  tribales, los jóvenes muertos en las batallas, familias destrozadas. Todos intervienen en la guerra, hombres y mujeres. Mientras ellos peleaban, algunas daban alaridos para asustar al enemigo y fortalecer a los suyos, otras vigilaban para que ningún hombre rehuyera la lucha. Hacían una mezcla de agua con henna, con la que salpicaban los albornoces del los cobardes que huían. La gente no tenía dinero para cambiar de albornoz, así todo el mundo les reconocía y se avergonzaba de ellos. Una de las batallas que hubo entre mi tribu y otra bereber ha sido de las peores de la historia de los turquís. Hubo una tribu prima de la nuestra que atacó a los bereberes en sus casas cuando estaban a la búsqueda de las caravanas de seda. Mataron violaron y se llevaron todo lo que pudieron, en vez de decir somos la tribu ganami (una tribu prima) dijeron que eran los Turquís. Toda la rabia calló sobre mi tribu, hasta que no intervino (zawya sidi el Madani amigo de mi padre) es una tribu santa reconocida por todas las tribus, solo los místicos, eran capaces de detenerles, eran nómadas que se desplazaban por el desierto sembrando paz y oración entre la gente. En ese sentido entiendo mucho a las religiones. Son códigos o catálogos de saber vivir, aunque cada vez nos van pareciendo anticuados pero proporcionan una forma de vivir mucho más harmoniosa. Alejada de la realidad pero eficaz. Entran en la Tribu ganadora con sus animales sacrificados como ofrenda y echan sus turbantes en el suelo símbolo de que están muy ofendidos. Para ellos  está claro que: ¡si no haces caso a los intermediarios del creador se te calle la maldición pronto y todo será al revés y desearías que los santos se metieran para salvarte y nadie acude a tu salvación! mi tribu estaba rodeada 7 veces gente muriendo por los dos lados. En un atardecer y desde lejos salto el bereber capitán del grupo: -Oye me Buhasssún el día no es tuyo, rindete tu tribu se salvará lo que queda, llevamos a algunos de vosotros, vuestra reserva y vuestras joyas, así evitamos más perdidas. Mi tío abuelo le respondió: -Es un lagarto en una raja de roca, corta la parte trasera, pon la a la brasa, te la comes y el resto del bicho puede contigo. (El lagarto bebe el aire, come bichos y se esconde dentro de las rocas, puede que su cola este fuera pero es imposible sacarle. Se puede llevar la cola si uno quiere pero el tronco se queda dentro. Tiene unos músculos en el cuello que tiene la potencia de un toro, apoya la cabeza contra la roca y no hay quien le saque). Había un familiar herido era uno de los mejores tiradores se llamaba Faraji, no podía recargar el rifle solo, su mujer cargaba y él le decía: -dime ¿cuál de las cabezas quieres? Solo apretaba el gatillo y le decía: ahí lo tiene. Se veía la parte superior que resalta  del mural que fabricaban de sacos para protegerse volando en pedazos. Pero no había tiempo que perder, recargar elegir y matar. Algunos de la tribu prima que estaban ayudando. Al escaparse las mujeres les manchaban con la mezcla, ellos decían marca lo que tengo otro. Nunca un turquí deja a un amigo o a un familiar si está contigo, en las buenas o en las malas siempre está. Pero también se decía: a un turco mejor tenerlo delante y no atrás. Hasta que los santos no han derramado sangre de las ofrendas no paró la guerra. Después de años de paz entre ellos, hubo odio y rechazo entre generaciones, cada uno con su orgullo en el aire, aunque eran y desde el principio cuñados. Cuando se refugiaran nuestros ante pasados otomanos en las montañas de Bechar en Argelia, los quienes les recogieron eran los bereberes y se casaron casi todos con mujeres bereberes, así que eran todos de la misma familia. 

Los jefes de la tribu era dos hermanos, Ahmed ben Turquí, era sabio en la guerra y Abderrahman ben Turqui que soy descendiente, era sabio en el Islam. Tenía el sello de hacer copias del Corán, el libre sagrado de los musulmanes. se complementaban y a lo largo de los años han podido restablecer la paz y la armonía entre las tribus nómadas del desierto del norte de África

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