jueves, 19 de diciembre de 2013

¡DIENTES DE ORO! A MI PADRE BOUZIANE BELARBI.

Oumfis mi pueblo natal a 25 km al sur de Merzouga, justo al otro lado de las dunas Elchergui. Hoy en día solo quedan los restos de casas de adobe, los de la fábrica de minerales, y las minas ya abandonadas a su suerte. Mi padre a finales de los años cuarenta, iba con mi madre en paz descansan los dos, Al tropezarse con una piedra, le llamó la atención, al coger la pesaba mucho y tenía la forma de una patata. La cogió y la enseñó a mi padre. En pocos meses era la revolución, igual que él algunos bereberes pidieron la autorización de explotación. Vinieron familiares y gente de todas partes había trabajo para todo el mundo, judíos mercaderes y artesanos y franceses compradores y lo que eran planadas áridas y colinas sin importancia, se convirtió en Oumfis, mi lugar de nacimiento.



 En pocos años mi pueblo tuvo su esplendor y mi familia era una de las dueñas y de las más ricos del sur de Marruecos. Camiones para llevar los minerales y coches para personas, entoncés el transporte era gratis. Mi padre ordenó sus conductores que nunca cobraban a nadie. Tenía tres casa abiertas, una para las mujeres y los niños para dormir, otra para los hombres y la tercera era para comer, diariamente se sacrificaban tres hasta seis corderos y mujeres cocinando para todo el mundo. ¡Había gente que tenían casa pero nunca cocinaban. !Tenían comida gratis y nadie decía nada, entonces qué maravilla. Cualquier ceremonia que celebraba la familia Belarbi invitaba a todo el mundo a festejar la suya con ella. Salía el pregonero entre las casas de adobe que era el centro del pueblo y en todos los barrios formados por las jhaimas (tiendas de campaña de los tuaregs) alrededor . Informaba del evento, si es circuncisión, todos los que querían estaban invitados a todo, ropa para el niño y sus padres y la ceremonia pagada.
Una de las primaveras era la ocasión de los dientes de Oro. las niñas de los Belarbi que estaban en la edad de la pubertad iban a poner dientes de oro, claro era la moda en esa época y las de la misma edad estaban todas invitadas. ¡Había mujeres ya madres muy jovencitas que se presentaban para aprovechar la ocasión y así se ponían fundas luego las vendían! Venía el joyero que era judío y se quedaba entre un mes o dos alojado jornada completa y su tarea era fabricar fundas de todos los tamaños, las doncellas se ponían en fila para cogerlas las medidas, una mañana no era común y todo el pueblo se hablaba de lo ocurrido uno de los pastores se puso en fila y no había forma de quitarle de ahí! Llevaba su burra blanca pegada a él y que de ahí no se movía! Que él amaba a su burra que es lo mejor y lo más valioso que tenía y lo que más feliz le haría era poner la dientes de Oro. La gente le gritaba y llamaba a entrar en razón, pero él seguía insistiendo y que hablaban con mi padre. Mi padre estaba con sus hermanos como siempre reunidos con amigos y familiares hablando sobre el sufismo, charlando sobre la vida, sus historias pasadas o de la guerra, ajenos a  lo ocurrido. Uno de los empleados de mi padre se presentó y le avisó de lo ocurrido,
nada más contárselo, era la mañana más divertida en semanas. Todos se acercaron hasta él partiéndose de risa juntos. Entonces mi padre ordenó que pasaba el pastor el primero y que las primeras fundas que se hacían serán las de la amada burra blanca.
Al día siguiente estaba la burra y durante años pasando de un lado a otro con sus dientes de oro y su amado pastor más feliz que nadie!



Después de años de gloria llegó la crisis y mi padre siguió manteniendo a todos sus empleados hasta gastar toda su fortuna. Al final les dijo: Lo que dios me dio me lo quitó porque yo se lo había pedido. Ahora estamos todos iguales y cada uno que se la arregle como pueda y esa es y era otra historia.......... 
Vivió 100 años rodeado de los suyos muy feliz y optimista!
En la foto tenía 86 años. Siempre esta conmigo y en cuando le llamo lo presiento. Teníamos telepatía y la seguimos manteniendo. Está y sigue aquí conmigo para llevarme con él. ¡lo sé!.
El amor es universal y cuanto más damos, más nos regresa.
Te quiero y siempre te querré PAPÁ. 
  




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