miércoles, 18 de diciembre de 2013

¡El TURISTA! Heath Ledger

Año 1973, y de mis pasa tiempo como todo los niños de la aldea era o llevar los burros al parking de burros o jugar al footbull en alguna de las planadas que teníamos muchas! Una mañana muy soleada estábamos entregados al balón sin ruidos sin zapatillas corriendo todos detrás sin rumbo. Todos nos quedábamos parados y a lo lejos solo se vía el reflejo del polvo a toda vela, nadie daba crédito de lo que veamos, entre miedo y curiosidad nos quedábamos todos como estatuas preguntándonos cada uno a su forma! Que era eso? parecía cohete de polvo que venía hacía nosotros. Lo que parecía un punto de polvo a lo lejos estaba en un parpadeo de ojo más cerca de lo que nos imaginábamos!
 De repente en el medio de la planada se paró, entre el motorista y la moto no sabíamos cual nos daba más miedo. Al quitarse el casco nos desaparecíamos como las presas que ven al cazador más feroz. tenía el pelo rubio y largo y la cara roja brillante como un alíen nunca esperado. Todos  corriendo hacía las casas de adobe más cercana. no había ni puertas ni rejas algunas alguna cortina de fibra o tela negra. Al sonreír más temor teníamos dientes blancos y muy brillantes. que era eso todos nos preguntábamos! paró su moto y tranquilamente buscaba en su maletero! todos asomándonos las cabezas mujeres y niños sin atrevernos a salir. con un gesto lento levantó la mano. era una bolsa transparente con muchos colores dentro. Intentaba llamar nuestra atención pero nadie dio el paso para salir y abrirnos el camino. hablaba otro idioma que el nuestro. y no era uno de los nuestros y algo estaba buscando ahí. se dio cuenta que la sensación que estaba provocando entre la multitud del pueblo. entonces tranquilamente se agachó dejo un amontonado de colores en el suelo, nos hecho una sonrisa a todos puso su casco, montó su moto y desapareció dejando de nuevo un choro de polvo  nunca visto ni vivido por nosotros. Tardamos tiempo en salir y más en acercarnos al montón de colores. las mujeres eran las primeras en acercarse y nosotros pegados a sus faldas. Eran bombones envueltos en plásticos de todos los colores. nos callemos encima como el que vio un filón de oro o diamantes, nos peleábamos y nos golpeamos, algunos por suelo llenos de polvo por todo el cuerpo. aun así los mayores nos decían: cuidado a lo mejor tienen veneno y os vais a morir. 
Pasó un buen rato hasta  que los primeros                              atrevidos pudieron saborear el manjar que tenían entre mano y luego todos los demás. eran sabores ajenos a lo que estábamos acostumbrados. ¿Y quién era ese y porque esta aquí y porque nos regalo los caramelos? Pero ya estaba tan lejos que nadie tenía respuesta. Al medio día y con el regreso de los padres y los hermanos mayores, nos contaron que era ¿UN TURISTA! 
Pasaron día y nosotros agarrados al recuerdo del sabor, gracias  a nuestros plásticos de colores que no parábamos de observar el sol sobre todo por el amanecer o el atardecer que era la sensación más extraña para nosotros, ¡ver el sol con diferentes colores! Pasaron meses para poder volver a ver a algún alíen de nuevo y que traerá con él ese misterio sabor envuelto en ese misterio material que nos facilitaba mirar al sol del desierto sin temor a quemarnos los ojos. después cada vez que nos veamos a esa misteriosa gente nos abalanzamos sobre ellos para pillar el mejor regalo y la moneda dio la vuelta y eramos nosotros el alíen que les agobiaba.... 


¡Si tienes una casa de cristal es mejor que no juegues con piedras! ¡Y antes de hacer cualquier cosa, antes piensa en su resultado!

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